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miércoles, 6 de junio de 2012

ALEGRIA DE VIVIR: ESTIMULACIÓN (I) / JOY OF LIVING: STIMULATION (I)/JOIE DE VIVRE: STIMULATION (I)/GIOIA DI VIVERE: STIMOLAZIONE (I)/Χαρά της ζωής: ΔΙΕΓΕΡΣΗ (Ι)/Lebensfreude: Stimulation (I)/Радость жизни: стимуляция (I)/فرح العيش: التحفيز (I)

En la actualidad, cuando se habla de salud, suele entenderse un concepto ámplio, el que abarca no sólo la salud física sino también la salud mental. Hay quienes, incluso, engoban en dicho concepto también a la que denominaríamos "salud espiritual".

Nos interesa en este artículo comenzar a analizar ya un poco por encima una cuestión que tiene que ver bien únicamente con la salud mental, bien, posiblemente también, en algunos aspectos, con la última mencionada. Es el tema de los denominados "estímulos para la alegría de vivir": a través de todos los medios de comunicación de masas se está haciendo incapié desde hace décadas en la idea de que las personas tenemos que tener "alegría para vivir" y, para ello, necesitamos tener "estímulos", estimularnos...

Consecuentemente con dicha idea básica, consideramos de primera importancia entrar en este tema desde una óptica diferente a la usualmente utilizada por la sociedad consumista en la que nos ha tocado vivir. Se nos inunda contínuamente - a través de nuestros sentidos - con la creación de "necesidades psicológicas" que sólo podemos satisfacer a través del consumo de productos. Se crean artificialmente una serie de necesidades, de dependencias psicológicas, que sólo pueden satisfacerse desde la lógica del mercado...el "juego" de la oferta y de la demanda...desde que existe el comercio, hay oferta de productos y hay demanda de productos...por éso mismo, no es de este tipo de cuestiones sobre las que queremos entrar con nuestros pensamientos, puesto que se trata de unas temáticas sobre las que hay abundantes conocimientos e información desde diversas disciplinas humanísticas.

Por el contrario, aquí nos interesa entrar a dibujar varias pinceladas que promuevan un cierto interés en su contestación individual por cada uno de nosotros, por cada uno de los lectores, desde su propia vertiente independiente, que a sí mismo se cuestione ciertas temáticas de fácil comprensión pero que suponen normalmente el mayor porcentaje de situaciones de su vida terrena.

Así, cuando alguien le dice a una persona: "Oye, necesitas aportar alegria de vivir a tu vida cotidiana" y el otro le responde "Sí, es cierto, pero ¿qué es lo que me estimularía a mí para tener más alegria en mi vida de cada día?", habrá que inducir a la mente subjetiva para que piense en todo aquello que va a posibilitar que dicha persona para que dé un giro en cada uno de sus futuros dias y adopte una actitud de acción/omisión en su mente, su cuerpo y su espíritu destinada a conseguir dicha finalidad.

Fundamental en dicha actitud de acción/omisión será la conciencia de la necesidad de realización de un esfuerzo subjetivo, más o menos grande, más o menos continuado a lo largo de un determinado tiempo. Gracias a dicho esfuerzo - y a la voluntad en la continuidad del mismo -  se conseguirá alcanzar una costumbre de autocontrol, de autoprogramación, de autosugestión incluso, lo que facilitará alcanzar mucho más fácilmente las metas propuestas. Un elemento clave para la consecución de los objetivos perseguidos será haber llegado a una serenidad del cuerpo, a una serenidad espiritual, psicológica...haber llegado a conseguir "paz"...sosiego.

Y es que el sosiego, la serenidad, la tranquilidad, la "paz", ha de ser el punto de partida a partir del cual cada uno de nosotros debemos pensar y llegar a determinar qué es lo que "nos da alegria"...por cuanto si sabemos qué es, sabremos determinar entonces el cómo, el procedimiento, el camino, para conseguirla...y qué medios necesitamos para ello. Es decir: qué estimulos..."qué"...

Hay un tema del que no se suele hablar mucho y que yo denomino como "las prisiones psicológicas o invisibles" que padecen muchas personas y que, a simple vista, desde fuera de sus hogares, no son percatables, por razones óbvias que no viene al caso comentar. Son aquéllas que vienen determinadas por las propias relaciones psico-afectivas familiares: entre la pareja, entre padres e hijos, entre abuelos y nietos, etc. Evidentemente, será necesaria la realización de las terapias adecuadas desde un punto de vista psicológico profesional que ayuden a la consecución previa de la necesaria serenidad, tranquilidad, sosiego o como lo queramos definir.

Sí quizás dejar anotada aquí una frase de vital importancia atribuida a Santa Teresa de Jesús y que tiene relación con algunas prisiones psico-afectivas familiares, principalmente, con las de pareja. Dijo lo siguiente: "Sólo Dios basta". O, lo que es lo mismo, a sensu contrario: nadie es suficiente, es totalmente suficiente, absolutamente suficiente...total, absoluto...es decir: ninguno de los miembros de una pareja psico-afectiva - y sea cual sea el tipo de relación psico-afectiva existente y el grado de  consecución/madurez que se llegue a alcanzar - va a llegar a cubrir nunca totalmente las necesidades de tipo psicológico que la otra persona pueda llegar a tener...sólo los profundamente creyentes, los "religiosamente creyentes" pueden llegar a semejante meta, da igual la religión que sea, pero no así los humanos "normales", los que componen la mayor parte de la sociedad, de todas las sociedades. La idea de que "el otro/a es Dios" es absolutamente falsa, porque no deja de ser un humano imperfecto en muchos o muchísimos aspectos o facetas de la vida cotidiana. Sólo el conocimiento del otro tal cual es, en cada momento, a lo largo de las diferentes etapas de su vida, y la aceptación del mismo, posibilita dar paso al respeto y al cariño...la actitud mútua es la base para la relación psico-afectiva para ambos miembros de la pareja. La autosugestión "amorosa" por parte de uno solo de los miembros de la pareja en relación al otro es tan sólo una forma de construirse a sí mismo una fabulosa "prisión invisible"...que conlleva sufrimientos, padecimientos psicológicos de todo tipo y a lo largo de tiempo y tiempo...

Partiendo, entonces, de la tenencia de dicha serenidad de una manera habitual en nuestra vida cotidiana, es como ya cada uno de nosotros debe hacerse las siguientes preguntas, sabiendo de la interconexión e interdependencia existente entre cuerpo y psique, que lo que favorece al cuerpo favorece al espíritu y al revés:

1. ¿Qué perjudica a mi cuerpo? 
 
    Hagamos una lista propia para cada uno de nosotros de todo aquello que consideremos perjudica a
    corto, medio y largo plazo a nuestra salud física. Contra más información seria y verídica   ponga-
    mos del por qué, más fácil será después tener la voluntad suficiente para llevar a cabo nuestras   
    acciones y omisiones conductuales para conseguir las metas propuestas.
    Siempre hemos de tener en cuenta todo aquello que puede inducirnos a pensar en lo que    no nos
    conviene.
    Y habrá que tener siempre en cuenta y dar la debida importancia a todo lo que puede provocar
    adicciones físicas y/o mentales y sus consecuencias para cada uno de nosotros. Si cada uno acepta
    por anticipado dichas consecuencias posteriores, ya será cosa de su propia libertad de elección
    respecto a lo que quiera hacer con su vida. Lo que vulgarmente suele denominarse como "allá cada
    cual", que para éso tenemos siempre, en última instancia, nuestra propia libertad de elección
    individual.

2. ¿Qué perjudica a mi psique/mente/espíritu?

     Este tema ya no es tan fácil como el anterior. Realizar una lista sincera y profundamente pensada,
     estando contigo mismo/a, en tu soledad, no es algo sencillo...hay cuestiones, como la pretendida
     "felicidad permanente", como los "amores imposibles", como "lo que podría ser y no es" y todo lo
     que induce a pensar sobre las mismas como algo alcanzable, realizable, posible, cuando en    rea-
     lidad no es así, sólo llevan a frustraciones...Se tratará, por tanto, de conseguir hechos, resultados,
     que sean posibles, factibles en su consecución por nuestra parte. Para ello puede resultar muy
     útil preguntarse las siguientes preguntas u otras que incidan sobre la "seguridad psicológica" que
     nos pueden proporcionar los estímulos que seleccionemos:

     - ¿Qué estímulos pueden "tener trampa", conllevar algún tipo de "peligros", ser algo así como
       "pan para hoy pero hambre para mañana"?
     - ¿Qué estímulos no me van a "fallar"?
     - ¿ Qué estímulos son los permanentes, perdurarán a lo largo del tiempo?

Las utopías, cualquier tipo de utopías, por "bonitas" que nos puedan parecer, son, por          definición,  inalcanzables, irrealizables...todas las frases al uso que circulan por internet relativas a que basta con desear fuertemente una cosa y que así la misma se llega a conseguir, que con los deseos ya se alcanzan las cosas deseadas, hay que tomarlas en consideración de una forma relativa, por ser de una eficacia relativa. Lo que sí es cierto es que es a partir de la verdad, a partir de la realidad, es cuando se puede construir, cuando se puede luchar para conseguir lo que se desea, y es evidente que a más deseo, a más actitud, a más esfuerzo, más autosugestión habrá y más fácil será realizar cada paso siguiente en la dirección que se pretenda seguir a lo largo del tiempo.